Desde Córdoba, antes de finalizar el curso, ya teníamos programada la campaña veraniega: Explorar las cuevas de Ojo Guareña, que aún desconocíamos, pero de las que estábamos bien documentados a través de la prensa. Cuatro años antes, en 1958, se había celebrado la "Operación O.G.", que se sub-tituló como "la mayor aventura subterránea del Mundo". Y nosotros habíamos seguido diariamente las evoluciones de los espeleólogos, devorando las notas de los periódicos y entresacando los párrafos que habrían de orientar nuestros futuros pasos.
José Ignacio pasaba las vacaciones con sus tíos en Carranza, tierra vizcaína muy cercana a Ramales, en la provincia de Santander, nombre que recibía entonces Cantabria, y a unos cincuenta kilómetros al norte de Ojo Guareña. En los vértices de ese triángulo se extendían sendos paraísos subterráneos, de modo que habíamos planeado un itinerario que debería cubrir las tres zonas. Teníamos una tienda y dos mochilas del Gulmont, muy poco dinero y mucho verano por delante.
En nuestras primeras exploraciones de envergadura hubo ocasiones de experimentar el agobio de la soledad subterránea y momentos de cansancio, frío y alimentación escasa, pero todo ello solo nos pesó para que, al final, fuera la denominación anecdótica de aquella operación de la que aprendimos y que nos fue abriendo nuevos territorios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario