viernes, 9 de mayo de 2014

2014.- La Ruta de Mariano Olivar. Cuatro días en Burgos.
Día 9 de mayo. Despedida.


Rodolfo y Mariano.

Mariano, José Ignacio y Berta.

Esperando la hora de salida del tren hacia Segovia. Mariano, Rodolfo, Gloria y José Ignacio.


jueves, 8 de mayo de 2014

2014.- La Ruta de Mariano Olivar. Cuatro días en Burgos.
Día 8 de mayo. Poza de la Sal y Oña.


Iglesia de Poza de la Sal

Escudo nobiliario

... y pendón

Buscando la sal.

Castillo de Poza de la Sal

Subterráneo del castillo de Poza.

Monasterio de San Salvador de Oña.

El conde recadero.

Guardadores de misterios.




Plátanos contra el cielo.


miércoles, 7 de mayo de 2014

2014.- La Ruta de Mariano Olivar. Cuatro días en Burgos.
Día 7 de mayo. MEH y Yacimientos de Atapuerca.


Interior del Museo de la Evolución Humana.




El Gulmont sale otra vez del huevo.

Santuario de San Juan de Ortega, próximo a los yacimientos paleo-antropológicos de Atapuerca.


martes, 6 de mayo de 2014

2014.- La Ruta de Mariano Olivar. Cuatro días en Burgos.
Día 6 de mayo. Canteras subterráneas de Hontoria y Cubillo, La Yecla y Covarrubias.

Se visitan las canteras subterráneas de Hontoria de la Cantera y Cubillo del Campo, origen de la piedra caliza con la que se construyó la Catedral de Burgos. Es un conjunto de canteras excavadas en amplias galerías, con varios kilómetros de desarrollo total.

Acceso desde la carretera, a la pasarela colgante que atraviesa el Desfiladero de la Yecla.

Covarrubias.

Donde quedamos a gusto.


lunes, 5 de mayo de 2014

2014.- La Ruta de Mariano Olivar. Cuatro días en Burgos.
Día 5 de mayo. Llegada.



17,20 h. El tren llega a Burgos

Rodolfo, Ignacio y Mariano.

Ignacio, Gloria, Rodolfo y Mariano.

Rodolfo, Ignacio, Mariano y Pere.

Muro nordeste del Castillo de Burgos.

Exterior del ábside de la Catedral de Burgos. El Gulmont pasea por el Burgos viejo y (aún) vivo.




lunes, 3 de marzo de 2014

1958.- De "pie tierno" en la Laboral.



Ingresé en la Universidad Laboral de Córdoba el día 6 de octubre de 1958. Tenía yo entonces catorce años.

Me costó adaptarme. Supongo que muchos a mi alrededor, pasarían bastantes noches de añoranza, pero quizá sabían disimularlo mejor. El régimen de internado me parecía muy duro.

En la jerga de los "scouts", que tardaría aún un par de años en descubrir, yo era el paradigma del "pie tierno"; un neófito absolutamente inadaptado a un medio nuevo que no comprendía. Todo me superaba.

Visto de lejos y a tiempo pasado, ahora creo que todo aquello tenía muchas cosas positivas. Que nos juntáramos en un mismo colegio más de doscientos chavales de trece o catorce años, desconocidos pero con la necesidad de intimar cuanto antes, suponía que se mezclaran rápidamente más de doscientas inexperiencias que formarían una afirmación colectiva de vida. Era como una gran Wikipedia nueva en la que ninguno de sus artículos estuviese terminado. En poco tiempo el escaso conocimiento de cada uno se enriquecería con las seguridades aparentes de todos los demás.

Pero las pautas las trazaban los curas y frailes. Una de las actividades nuevas de las que yo no llegaba en absoluto a saber qué utilidad tenían en aquella "formación", de la que nuestros educadores alardeaban y que no dejaban de tener en boca en todas sus charlas, eran las esporádicas "excursiones" que nos organizaban, casi siempre sin previo aviso, a lugares escogidos de los alrededores de la Laboral. Algún fraile más montaraz había hecho un listado de esos lugares y cuando tocaba, el responsable de turno ponía un dedo sobre la lista y nos hacía poner a todos en formación para llevarnos hasta el paraje escogido, a respirar aire puro y hacer ejercicio. Aquellas excursiones eran multitudinarias, de cien o doscientos alumnos. Cuando al responsable le daba el aire, el colegio se quedaba vacío. Quizá fuera una táctica para hacer limpiezas generales, y aprovechar para controlar la "pureza espiritual" mediante el examen de nuestros fondos de armario.

En realidad aquellas experiencias no me seducían en absoluto. Hoy me parece extraño que, después de esas salidas forzadas, pudiera adaptarme voluntariamente al invento del Gulmont. Pero también es cierto que en el Gulmont, se respiraba una libertad que hasta entonces no había conocido.

Me parece interesante rescatar algunos párrafos de mis primeras cartas escritas a casa y a mis amigos.



         Miércoles, 8 de Oct de 1958
             [Primera carta a casa, desde la ULC].

         Viernes, 10 de Oct de 1958
            "Ayer por la noche, antes de cenar, cacé una culebra en el jardín, pero un 'padre' me la hizo tirar". [No me explicó si era por motivos conservacionistas o por pura aversión].

         Lunes, 13 de Oct de 1958
             "Antes de comer he cogido un lagarto pequeño y en el aula por poco me lo hacen tragar. Estaba descolado. Solté el lagarto, que parecía medio muerto, pero en cuanto se vio libre de mi bolsillo echó a correr".

            "El día 11 fuimos de excursión, pasando por pedregales y brozales, campos de olivos, cañaverales, pisando 'folletes', etc., hasta llegar al pie de una colina bastante escabrosa, en cuya cima hay una roca blanca agujereada, en donde dicen que Fernando III colocó la bandera durante el asedio de Córdoba por los cristianos. Varios subieron a la cima y algunos se fueron a escalar por allí. Los seis de Burgos fuimos a dar palo a un huerto de granadas. Uno de mi habitación [José Ignacio, al que en otras cartas llamo el "espeleólogo"] vio una cueva bajo la roca de marras y se metió dentro, pero no pudo entrar mucho porque hay un pozo de unos 10 o 12 metros (según dijo) y ahora tenemos el plan de comprar una cuerda para bajarlo". [Exploramos esa sima, la SIMILLA DE LINARES, en 1961].


         Sábado, 25 de Oct de 1958
             "Antes de bañarme había ido con los de Burgos a unos cañaverales que hay aquí cerca..."

         Domingo, 26 de Oct de 1958
            "En vez de dejarnos ir a Córdoba o al menos ponernos cine, nos han llevado de 'excursión' (una ful) por entre unos campos labrados, por los cuales se avanzaba peor que por un mar de mocos".

         Domingo, 16 de Nov de 1958
            "... yo estaba con otros dos haciendo exploración de alcantarillas [cloacas] y canales de conducción de agua [fecal], a falta de cuevas".

         Jueves, 20 de Nov de 1958
            "... yo estaba con otros dos haciendo de espeleólogos por una alcantarilla que hemos descubierto hace poco y que parece que debe ser bastante larga. El sábado por la tarde procuraremos tener una vela para poder seguir con más seguridad que con unas cuantas cerillas".

         Domingo, 23 de Nov de 1958
            "Hoy nuestro 'grupo espeleológico' (somos tres), se ha internado en una boca de alcantarilla desconocida, y después de consumir una vela y una caja de cerillas y después de hacer equilibrios sobre cañerías, ... hemos ido a salir a otra alcantarilla que ya teníamos explorada... estaba tapada, ... para volver no nos quedaba ni una cerilla. Mi compañero... ha conseguido apartar la tapa del pozo. Esta tarde miraremos de continuar por un pasadizo que aún está por explorar y en el que se ve luz al final." 


         Domingo, 7 de Dic de 1958
            "Hoy ... si tenemos tiempo nos meteremos por la alcantarilla de costumbre, por si podemos explorar un poco más. El domingo pasado descubrimos un refugio con instalación y luz eléctrica (9 bombillas) y hasta 'giñadero' (habilitado, claro), en el cual, cuando nos persiga el hermano Mangacartas con la vara en la mano, nos podremos esconder e instalarnos cómodamente, leyendo tebeos".

         Domingo, 14 de Dic de 1958
            "Esta mañana nos hemos metido por las alcantarillas de marras y hemos seguido por una, tan larga, que si hubiésemos llegado a encontrar salida, esta habría estado por lo menos debajo de la Mezquita. Hemos tenido que salir pitando, porque los mosquitos y las arañas, nos asediaban por todas partes, a uno de los tres le ha picado uno y le ha hecho sangrar, y además, la vela se nos acababa".
                    

jueves, 16 de enero de 2014

1961.- La SIMILLA DE LINARES.

1961 La SIMILLA DE LINARES
1961/03/26. La SIMILLA DE LINARES.

Todavía no pertenecíamos al Gulmont. Sí que habíamos oído hablar de él, porque su fundación por Santiago Pérez Gago era muy reciente.
Él y una decena de andarines rompe-botas aireaban su banderín de enganche, desde que lo habían inventado en una marcha por Sierra Morena, hacía cuatro meses.
Nosotros no estábamos muy decididos a "apuntarnos", porque lo nuestro era ir por libre. José Ignacio y yo éramos amigos de las escapadas mañaneras, en domingos dominados por las competiciones deportivas o de atletismo, cuando los frailes que se empeñaban en limitar nuestro espacio vital por la frontera del canal, estaban volcados a animar a sus respectivos colegios y aflojaban el control.
En una de nuestras salidas, llegamos a la ermita de Linares donde había un nutrido grupo de romeros. Subimos a la culminación de la sierra, visible entonces desde nuestra Laboral por una ostensible asta de bandera que marcaba la posición de un vértice topográfico.
Al pie del cerro, a la izquierda, se ve la ermita de Linares. Al fondo, centrada en la campiña, la Universidad Laboral.

Fuimos encaminados directamente hacia el punto donde, en una excursión previa, habíamos localizado el orificio de una sima.
Íbamos bien pertrechados de una cuerda de atar fardos. La había traído "prestada" de la fábrica de mi padre en las últimas vacaciones pasadas en casa, con la intención expresa de bajar aquella sima.
Era una aventura nueva. Fue aquella la primera ocasión en que penetramos en una cavidad con la ayuda de una cuerda.
Fue fácil, incluso para quienes no teníamos ni idea de descensos, salvo el ejemplo obtenido en la visión de un reportaje de NO-DO del año 1958, sobre la "Mayor aventura subterránea del Mundo" en una (aún cercana en el tiempo) expedición espeleológica a Ojo Guareña, que habíamos seguido puntual y ávidamente, día a día, por las informaciones de la prensa.
Aquella sima en las inmediaciones de la ermita de Linares, tenía la boca cómoda, aunque no muy amplia. El trazado era recto hasta su fondo, con un perfil en rampa muy pronunciada. Se iba ensanchando paulatinamente hasta su fondo, al que llegamos con un pequeño salto, porque nuestra cuerda de doce metros se quedaba algo corta.

Tengo, de aquel día, un esquema en perfil, en una carta con su descripción. Cuando aparezca la incluiré, en esta u otra entrada del blog.

La fotografía quedó trepidada.
Y la reproducción de la anterior, tampoco me salió muy famosa.

Cuando al subir, asomábamos la cabeza por la entrada, un chaval, acompañante de los romeros, dió rápidamente la noticia: "-¡Un hombre se ha bajao a un poso!".
Habrían de pasar aún dos años, para que la prensa local de Córdoba divulgara la noticia de otro descenso a un pozo, por nuestra parte. Pero eso ya fue en 1963, tras el descenso de la Sima de Cabra.



Pero nuestra primera sima había sido aquel pequeño fenómeno hipógeo, conocido hoy con el nombre de la SIMILLA DE LINARES.
Cerca del cerro de Linares y bien visible también desde la Laboral, se levanta otro al que conocíamos como Torreárboles. Allí encontramos las ruínas de una torre de vigilancia y señalización que nos dijeron que correspondía a los tiempos en que el rey Fernado III se empeñó en la conquista de Córdoba (1236). Aunque hay una distancia considerable entre ambos puntos, nos dio por atribuirle el nombre de Fernando III a la sima, como identificativo. Así constó en un intento de reproducción de la foto de la boca, hecha a carboncillo, que publicamos en "La Sima, en el tiempo del Gulmont".
Respecto a la torre de vigilancia, me parece que puede ser antigua la parte inferior, de planta cuadrangular. El resto, la parte de cuerpo cilíndrico, puede ser un peraltado realizado en la segunda mitad del siglo XIX, para implantar un vértice geodésico.

Nuestros colegas del Grupo G40, de Priego de Córdoba, han explorado e incluído la SIMILLA DE LINARES en el Catálogo de Cavidades de Córdoba.

.oOo.

Por deferencia de su autor, Abén Aljama, incluímos en esta entrada el plano de la SIMILLA DE LINARES (21 de enero de 2014).